“Señor, llegue hasta ti mi oración, inclina el oído a mi clamor”
2 Sam 5, 1-7. 10; Sal 88, Mc 3, 22-30.
En el evangelio Jesús asegura que el único pecado que no se puede perdonar es blasfemar contra el Espíritu Santo (es el pecado por el que el hombre se niega libre y conscientemente al perdón y a la misericordia de Dios).
El CIC. en su No.688 nos describe: La Iglesia, Comunión viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo: En las Escrituras que Él ha inspirado; en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales; en el Magisterio de la Iglesia, al que Él asiste; en la liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en Comunión con Cristo; en la oración en la cual Él intercede por nosotros; en los carismas y ministerios mediante los que se edifica la Iglesia; en los signos de vida apostólica y misionera; en el testimonio de los santos, donde Él manifiesta su santidad y continúa la obra de la salvación. No permitas Señor Jesús que neguemos o rechacemos la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares, Medalla Milagrosa de Monterrey.
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