‘‘Bendice al Señor, alma mía’’
Is 40, 25-31; Sal 102; Mt 11, 28-30.
En la primera lectura, Isaías le habla al pueblo de Israel sobre el Dios que ha creado el cielo, que puso nombre a las estrellas, que trazó los contornos del mundo y todo lo que en él existe.
Porque la gente creía con el corazón que Dios existía, pero que estaba allá lejos, muy arriba, retirado de nosotros. Por eso, Isaías les hace ver que es Dios quien les da la fuerza necesaria para seguir adelante, porque está ahí, junto a ellos, caminando con ellos, siendo parte de su historia, construyéndola y guiándola.
Piensa que Dios es parte de tu historia, que Dios está en cada momento de tu vida, acompañándote hasta en los momentos más insignificantes del día. Dios está en cada paso de la vida de cada uno de sus hijos, siempre dándonos alas fuertes y seguras para volar confiados, siempre hacia adelante.
En el evangelio Jesús nos invita a acercarnos a él, viviendo en su presencia siguiendo su ejemplo de vida la carga será ligera y sobre todo tomará sentido.
Digamos por eso: “Bendice al Señor, alma mía”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Grupo de fieles laicos de la Rectoría La Sagrada Familia, Chihuahua, México.
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