Este tercer domingo de Adviento, nos empuja a vivir con alegría. Todavía no es la alegría desbordante de la Navidad, pero sí es la alegría propia de quienes saben que con Jesucristo sus vidas pueden cambiar, y este mundo puede ser distinto. Que la espera del Señor nos haga estar siempre atentos y a la escucha de su Palabra mientras nos disponemos para recibirle.
¡Caridad y Misión!
Chuno
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