“Hoy ha llegado la salvación a esta casa”
2 Mac 6, 18-31; Sal 3; Lc 19, 1-10.
El evangelio de hoy nos presenta a Zaqueo, un hombre grande a los ojos del mundo, pues era el jefe de los recaudadores de impuestos y, por ende, muy rico; paradójicamente era, físicamente, pequeño de estatura. Intenta ver a Jesús, sin embargo, sus limitaciones físicas no se lo permiten. En un primer momento logra abrir su mente, vence la barrera de su “pequeñez” y trepa a un árbol para poder verlo (pero verlo no es igual a conocerlo).
Jesús, dándose cuenta de los deseos de Zaqueo por conocerlo, le dice: “Baja pronto porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”. Y ese “bajar” no solamente se refiere al árbol, sino a bajarse de su estatus social, de los abusos de poder, del orgullo, de la autosuficiencia. Y el “hospedarse en su casa” va más allá del espacio físico donde Zaqueo vive, pues Jesús quiere habitar en su corazón, en su mente, en sus acciones y actitudes, solo así podrá entonces iniciar su proceso de conversión para seguir al Profeta de Galilea.
¿Cuáles son esos “árboles” de los que hoy necesito bajarme para vivir en plenitud el Evangelio?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Raquel Estrada Díaz, laica colaboradora de la parroquia de La Medalla Milagrosa de Puebla, México.
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