“Invita a pobres, mancos, cojos y ciegos”
Rom 11, 30-36; Sal 68; Lc 14, 12-14.
Hoy Jesús nos recuerda que estamos llamados a compartirnos, no solo con quienes tenemos afinidad, porque de una u otra manera seríamos correspondidos en determinado momento, sino primordialmente con aquellos miembros de la comunidad que han sido excluidos y marginados por cualquier motivo, porque ellos son quienes necesitan ser acogidos y restaurados en su dignidad de hijos de Dios.
Busquemos la verdadera alegría en compartir la vida con quienes más lo necesitan.
El Profeta de Galilea ha proclamado que él ha sido enviado para anunciar la Buena Nueva a los pobres, liberar a los cautivos, devolver la vista a los ciegos y dar libertad a los oprimidos… Y a estos hermanos es justamente a quienes estamos llamados a invitar para compartir nuestra mesa y, contrario a lo que opina el mundo, Jesús nos dice que es entonces cuando seremos dichosos, porque ellos no podrán pagarnos, pero seremos gratificados el día que resuciten los justos.
¿Nos mueve esta esperanza para animarnos a rehacer nuestra lista de invitados?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Raquel Estrada Díaz, laica colaboradora de la parroquia de La Medalla Milagrosa de Puebla, México.
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