“Alégrense, la paga que les espera es abundante“
Apoc 7, 2-4. 9-14; Sal 23; 1 Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12.
Hoy iniciamos un nuevo mes y la liturgia nos invita a celebrar la solemnidad de todos los Santos.
En el Evangelio escuchamos el pasaje conocido como el “Sermón de la Montaña”, que inicia con las bienaventuranzas. A los ojos del mundo estas enseñanzas no tienen sentido lógico, pareciera que van en contra de la naturaleza humana… porque, ¿cómo va a ser feliz el pobre de espíritu, el afligido, el desposeído, el que tiene hambre y sed de justicia, el perseguido por causa del bien, el injuriado y calumniado por causa del Evangelio? Sin embargo, precisamente estas bienaventuranzas evangélicas son camino hacia la santidad y fueron vividas por esas personas que hoy la Iglesia reconoce como Santos, quienes en la cotidianidad de su día a día vivieron bajo estas máximas cristianas.
Recordemos que, como cristianos, estamos invitados a descubrir cómo las bienaventuranzas son camino de plenitud, de “vida en abundancia”, más allá de las dificultades que pudieran presentársenos por su observancia.
¿Estamos dispuestos a recorrer ese camino con todo lo que en sí conlleva?.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Raquel Estrada Díaz, laica colaboradora de la parroquia de La Medalla Milagrosa de Puebla, México.
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