“Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor”
Rom 8, 18-25; Sal 125; Lc 13, 18-21.
Dijo San Vicente de Paul: “¡Oh! ¡Que felices serán los que puedan decir, en la hora de su muerte, aquellas hermosas palabras de nuestro Señor: El Señor me envió a Evangelizar a los pobres” (Cfr. SVP XI, 56).
Hoy, Jesús nos descubre parte de la “psicología” de Dios. Todo se resume en el “grano de mostaza”.
Es la más pequeña de todas las semillas (minúscula, casi invisible), pero cuando echa raíces y crece llega a ser un arbusto capaz de dar sombra a todos. Y crece paso a paso, sin hacer ruido. Eso suena raro porque la humanidad tiende al “mucho ruido y pocas nueces”. Sin embargo, el Dios “silencioso”, el Dios “escondido”, actúa como la semilla, haciendo crecer y florecer la vida.
Ejemplo de ello es la Santísima Virgen María, joven, desconocida, de un pueblo menos conocido todavía, proclamaba: “Me llamarán bienaventurada todas las generaciones”. Y ahí tenemos a los videntes de Guadalupe, Lourdes, Fátima, Medalla Milagrosa… Todos (la Virgen y sus escogidos) pequeños, insignificantes, pobres y humildes, ¡pero vaya revuelo de santidad que han provocado! Así actúa Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca C.M.
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