“Bendito sea el Señor, que nos salva”
Rom 8, 12-17; Sal 67; Lc 113, 10-17.
Dijo San Vicente de Paul: “¡Oh Salvador! ¡No hay nada tan apetecible! Así pues, no os atéis a cosa alguna; ánimo, vayamos donde Dios nos llama; él mirará por nosotros y nada tendremos que temer. ¡Bendito sea Dios!” (SVP XI, 191).
Hoy estamos de fiesta con el Señor: ¡Qué milagro tan bonito! Aquella mujer, 18 años “encorvada”, ahora ha sido “enderezada” por Jesús en un instante. ¡Qué maravilla! Jesús es Dios y Dios ha venido a nuestro mundo: todos estaremos contentos.
¿Todos? No. Ahí es donde “la puerca torció el rabo”; el jefe de la sinagoga se indignó mucho porque Nuestro Señor hizo una curación en sábado.
Y cuántos de nosotros, por los pensamientos o creencia propios, omitimos hacer el bien a los demás o hasta hacemos daño y despreciamos a otros (principalmente a los más pobres y marginados) en sábado y en cualquier día.
Deja los prejuicios y deja de “jorobar” a tus hermanos. Amémonos unos a otros como Cristo nos amó.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca C.M.
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