Un ambiente sano (…) es producto de la interacción del ser humano con el ambiente, como ocurre en las culturas indígenas y como ha ocurrido durante siglos en distintas regiones de la tierra. Los grupos humanos muchas veces han “creado” ambiente, lo han remodelado de alguna manera sin destruirlo ni ponerlo en peligro (LD 27).

Nos alegra recibir la exhortación apostólica Laudate Deum, que llama urgentemente a los creyentes y a todas las personas de buena voluntad para responder con valentía a una crisis climática cada vez más grave.

La misión de nuestra confraternidad es “caminar juntos en fraternidad y solidaridad, desde la riqueza de la pluralidad de nuestras identidades indígenas, en el seguimiento de Jesucristo al estilo vicentino.” Entendemos bien, como seguidores de Cristo en el carisma vicentino, la íntima conexión entre la pobreza, la degradación ecológica y los efectos del cambio climático.

En nuestras comunidades indígenas vivimos de primera mano los tristes efectos de la crecida del nivel del mar, los drásticos eventos climáticos y la creciente dificultad para cultivar la tierra debido a los impredecibles fenómenos climáticos. Siendo parte de la Familia Vicentina comprometida con dar una respuesta a la crisis migratoria, conocemos bien la relación entre la crisis climática y la migración forzosa. También conocemos la fragilidad de este milagro de la creación al vivir las amenazas continúa de nuestros territorios debido a la extracción de petróleo y minerales, la deforestación, la invasión de monocultivos, entre otras ambiciones neocoloniales de los poderosos.

Como comunidad global estamos viviendo los efectos de separarnos de Creación y de los demás. Francisco afirma, “Dios nos ha unido a todas sus criaturas. Sin embargo, el paradigma tecnocrático nos puede aislar del mundo que nos rodea, y nos engaña haciéndonos olvidar que todo el mundo es una ´zona de contacto´” (LD 66).

Nos anima el reconocimiento de Papa Francisco hacia las culturas que han aprendido a lo largo de milenios a vivir en armonía con su entorno, con una intervención mínima. Como menciona el Papa en la cita arriba mencionada, nuestras comunidades han priorizado históricamente la convivencia armoniosa con el entorno y los diversos ecosistemas (LD 27). Por esta razón, apoyamos un cambio radical en el estilo de vida, alejándonos del modelo occidental de consumo lineal hacia un modelo cíclico de rejuvenecimiento, tal y como Dios ha creado el mundo.

Agradecemos el aliento del Papa a los «radicalizados» que optan por la defensa de la creación y de los vulnerables que más agudamente sufren su degradación, y pedimos protección para nuestros líderes y activistas cuyas vidas a menudo corren peligro por defender proféticamente nuestros pueblos, territorios, ríos y bosques. Por otro lado, valoramos especialmente el lugar de la mujer como portadora de vida. Ella muchas veces se convierte en doble víctima como mujer y como indígena. Por lo tanto, se hace necesario protegerla y promoverla.

Compartimos la preocupación y la esperanza del Papa a medida que se acerca la COP28 de Dubái en noviembre —la 28ª Conferencia de las Partes COP28), la reunión oficial de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023. Tendrá lugar en la Dubái Expo City de los Emiratos Árabes Unidos—. Mientras países de todo el mundo se reúnen para discutir la crisis climática, bajo la presión de las industrias extractivistas que más se benefician del continuo saqueo de la creación de Dios con poca consideración por el sufrimiento humano que causa, las palabras del Papa se sitúan como una llamada profética para despertarnos de nuestro sueño y ver lo que está pasando a nuestro alrededor.

Nos gustaría presionar a los delegados de nuestros países para la COP28 en Dubái para que tomen decisiones responsables, no basadas en la maximización de ganancias, sino en el verdadero Buen Vivir para todos los pueblos, en particular los marginados y la restauración integral de nuestra Casa Común.

El papa Francisco termina este breve pero importante documento con una hermosa reflexión sobre cómo la verdadera fe en un Dios Creador nos llama a responder con valentía, reconociendo que “la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado” (LD 61).

Mientras nos encaminamos hacia el primer encuentro presencial como confraternidad indígena en julio de 2024 en Quito, Ecuador, en torno al tema «El Clamor de la Madre Tierra y el Caminar de los Pueblos Indígenas«, reafirmamos el compromiso de reconciliarnos con nuestra Casa Común y entre los hermanos, e invitamos a todos los pueblos de buena voluntad a responder con valentía a la clara invitación del Papa para luchar en todos los niveles por un mundo verdaderamente justo y sostenible.

12 de octubre de 2023
Día de Resistencia Indígena