“Dichosa la Virgen María que, sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor”
1 Tim 1, 1-2. 12-14; Sal 15; Jn 19, 25-27.
Celebramos la memoria de la Virgen María como nuestra Señora de los dolores, y en México, conmemoramos en esta noche el grito de independencia, también llamado Grito de Dolores.
Recordemos que en el resto del mundo la fiesta de la exaltación de la cruz se celebra el 14 de septiembre, sólo en México esta fiesta se conservó el 3 de mayo, por lo cual tiene sentido que la liturgia nos proponga, un día después, contemplar a la Virgen Madre al pie de la cruz, y con ella al discípulo amado, de este modo, la antigua y la nueva Alianza confluyen en Jesucristo y en su entrega radical para que todos tengan vida.
¿Vemos unos por otros como el Maestro ahora le pide a la Virgen Madre y al Discípulo Amado: “Mujer, ahí está tu hijo”; hijo, “Ahí está tu madre”?
Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros pecadores. Amén..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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