“Los he elegido para que su fruto permanezca”
Col 2, 6-15; Sal 144; Lc 6, 12-19.
La liturgia de la Palabra nos invita este día a reconocer en Jesucristo a quien da origen y sustento a todo cuanto existe y una vez enraizados en Él nos envía también a nosotros a dar fruto de plenitud y de Evangelio.
San Pablo, en su carta a los colosenses, nos recuerda que la persona y mensaje de Jesucristo supera por mucho a cualquier supuesto mensaje de ángeles o de cualquier hombre, por cuanto que su pasión, muerte y resurrección le dan un sustento que nadie más puede brindar, ya que de esta manera anula la condena que pesaba sobre nosotros, y sobre toda la humanidad, haciéndonos dependientes a cualquiera que nos ofreciera algo. Pero en Cristo Jesús se nos ha dado la plenitud de la vida, sin que nosotros tuviéramos algo que ofrecer, y ahora, lo único que se nos pide es que vivamos en plenitud el estilo de vida de Jesús, y tal como los apóstoles a quienes él mismo eligió por pura gratuidad, nos reconozcamos elegidos de entre el mundo y vayamos y demos frutos y nuestro fruto permanezca.
Señor, ¿a quién podemos ir si sólo tú tienes palabras de vida eterna? Ayúdanos a ser libres para liberar. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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