Col 1, 21-23; Sal 53; Lc 6, 1-5.
Los vicentinos celebramos hoy la memoria del beato Federico Ozanam.
Nacido en Milán en 1813 y fallecido en Marsella en 1853, su corta vida estuvo llena de oración, acción y compromiso cristiano, atrayendo y congregando a jóvenes dispuestos a enfrentarse a quienes pretendían enseñarles en la escuela y en la universidad doctrinas en contra de la Iglesia. Ozanam representa el modelo de persona intelectual católica, convencida de sus creencias. Sentó las bases del nuevo pensamiento social defendiendo la justicia en las relaciones laborales y humanas, condenando la esclavitud y rechazando las enormes diferencias entre ricos y pobres. Su obra tendió a sustituir la limosna por la justicia social. En 1833 con un grupo de 7 amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos, Emmanuel Bailey, tenía 39 años, Federico 20, sólo uno del grupo era más joven que él. Cuando deciden ir al encuentro de los pobres, Bailey les envía con Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard.
El estilo de las Conferencias de San Vicente es la visita domiciliaria y la relación directa con el que sufre.
Señor, ¿soy capaz de unir reflexión y caridad, en mi apostolado, como el beato Ozanam? Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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