Miq 5, 1-4; Sal 12; Mt 1, 1-16. 18-23.
El día de hoy la liturgia de la Iglesia celebra el nacimiento de la Virgen Madre como un acontecimiento decisivo en el plan de la salvación, pues nos prepara para recibir a Jesucristo, como Salvador, y renueva en nosotros el deseo de colaborar con Dios.
El Evangelio según san Mateo nos indica cómo en Jesús se cumplen las profecías según las cuales el Mesías y Salvador vendría del linaje del rey~profeta David, de la tribu de Judá y descendiente de Abraham, para convertirse en la presencia real y viva de Dios con nosotros. De esta manera la vocación que reciben tanto José como María les inserta en este plan de salvación, en el que se acepta formar parte de un proyecto para el cual se le ha preparado a uno, ya desde el vientre de su madre.
Es así como el nacimiento de la siempre Virgen María, constituye la esperanza para cada uno de nosotros de que Dios prepara a quienes llama, de que a quienes llama los hace participar de su justicia, y de que a quienes justifica, les permite participar de su gloria. ¿Logro reconocer cómo Dios ha preparado mi vocación y la misión que me encomienda? ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti! Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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