“Desde ahora serás pescador de hombres”
Col 1, 9-14; Sal 97; Lc 5, 1-11.
La liturgia de la Palabra nos invita hoy a dar fruto con toda clase de buenas obras y crecer en el conocimiento de Dios.
La carta de san Pablo a los colosenses nos habla de la necesidad de aprender a buscar, reconocer y aceptar la voluntad de Dios para poder participar de la redención de Jesucristo, es decir, del perdón de nuestros pecados. Esto es profundizado en el relato de vocación del Evangelio según San Lucas, donde Jesús pide permiso a Simón Pedro para predicar desde su barca, es decir, desde su “casa” y desde su “vida”, y después de terminar de hablar, le pide ir “mar adentro” y echar las redes para pescar.
Si bien Pedro y sus compañeros de la otra barca han tenido una noche desventurada de trabajo, le da al Maestro un voto de confianza, y la pesca es tal, que casi se hunden las dos barcas. Pedro parece querer advertir a Jesús: –No soy buena compañía, mejor “aléjate de mí que soy un pecador”, mientras que el Señor le insiste: –Pues por eso te estoy llamando, para ser desde ahora “pescador de hombres”, y ayudes a otros a descubrir que se puede ser mejor.
Señor, ¿te estoy dejando predicar desde la barca de mi vida para que hagas de mí, pescador de hombres? Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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