“Les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios”
Col 1, 1-8; Sal 51; Lc 4, 38-44.
La liturgia de la Palabra nos anima hoy a corresponder a la gracia y la paz que Dios nos concede y a acrecentarla al compartirla.
Comenzamos a escuchar la carta de san Pablo a los colosenses, y nos habla de una comunidad que ha recibido el anuncio del Evangelio de parte del equipo misionero entre los que están san Pablo, Timoteo y Epafras. Ahora, esta comunidad trabaja con cariño y responsabilidad para mantenerse en el amor y la esperanza de Dios y de los hermanos.
Esta misma dinámica de recibir la presencia de Jesucristo que ama, perdona y acompaña para restaurar la salud física, emocional y espiritual es la que nos narra el Evangelio según san Lucas. Jesús sale de la sinagoga de Cafarnaúm y entra en la casa de Simón Pedro y cura a su suegra, y ésta, una vez recuperada la salud, se pone en disposición de corresponder a lo que ha recibido y al atender a los demás, se convierte en testimonio para que muchos quieran ir a conocer a Jesús.
Señor, que en mi oración para la vigilancia orante sepa plantearme: ¿Cómo estoy correspondiendo en mi trato con los demás a tu misericordiosa presencia conmigo? Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez B., C.M.
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