“Cuiden mucho de los pobres, estén bien unidos entre ustedes y rezar con insistencia a la Santísima Virgen”

Los días 26 y 27 de agosto nos reunimos los miembros de Juventud Mariana Vicentina (JMV), de las diferentes regiones de Guatemala, Petén, Chiquimula, la Capital, en Quetzaltenango, acompañados de los asesores laicos y consagrados.

Se dio inicio con la bienvenida, seguidamente se llevó a cabo la dinámica de integración para saludarnos y sentirnos en familia. Después pasamos a la Capilla para la Hora Santa y confiarle a Jesús nuestra Asamblea, experimentamos su Presencia en todo momento al igual que la protección de nuestra Buena Madre.

Compartimos el sentir y la experiencia de los jóvenes que integran el nuevo Consejo:

Una experiencia maravillosa, en la que pude fortalecer mi fe y entrega a Dios, mediante el sí a un nuevo servicio dentro de la asociación, a ejemplo de María, siendo obediente al llamado y con la ilusión se seguir soñando en grande dentro de JMV.

Fue un momento esperanzador, compartir las mismas realidades y sentir que el camino lo hacemos juntos, seguí descubriendo que JMV es algo más allá que sólo mi comunidad o región, me hace el llamado a actuar desde la realidad, cómo gran motivadora, a implementar las enseñanzas de San Vicente y Santa Luisa en nuestros tiempos. Porque se hace más vigente la necesidad de soñar en grande.

Fue una experiencia muy bonita y diferente que me enseñó que a pesar de la distancia o las circunstancias de la vida siempre hay una manera de poder estar presente, fue muy emocionante ver como todos estábamos en la misma sintonía que fue dar el Si al llamado y servicio dentro de esta asociación la cual nos hace la invitación a servir a los demás y seguir las enseñanzas de San Vicente y Santa Luisa.

Ir a una reunión con muchos jóvenes que los unía la caridad fue una experiencia nueva para mí. Viví una grata convivencia y estoy muy feliz de esta oportunidad, hace años era muy posible que yo la hubiera rechazado por los miedos, miedo a las personas nuevas; a la distancia; a faltar en mis responsabilidades; miedo a ser insuficiente. Un factor muy importante en toda esta travesía fue que no estuve sola, y esto fue muy importante para mí, porque me hizo sentir segura de mí misma y acompañada. Tanto como la compañía de personas que estimo mucho como la espiritual de María me hizo olvidar todas mis penas para tener una mente clara y concentrada para dar mis dones al servicio que representa esta gran Familia JMV.

Experiencia que me fortalece y me recuerda que somos el sueño de la Virgen María que también es nuestra modelo, que estamos llamados a evangelizar (ser sal y luz del mundo) en compañía de otros jóvenes amigos y familia Vicentina que me invita a tener relación personal con Dios y al servicio del más pobre.

El servicio de entrega como San Vicente, me hizo verlo reflejado en cada joven que sentían el llamado para formar parte de la Asamblea y dar ese SÍ como María nuestra Madre.

Fue una gran experiencia en donde pude vivir momentos increíbles, fortalecer mi fe y compromiso de aceptar ese llamado que me hace Dios por de María Santísima lo cual me lleva aceptar nuevos retos en la Asociación.

Agradecemos también al Consejo saliente su entusiasmo y constancia para llevar a cabo su misión. Dios los bendiga.

A Cristo con María.

JMV Guatemala.