“La muerte de un profeta que tenía mucho en común con Jesús”
1Tes 2, 1-8; Sal 138; Mc 6, 17-29.
En los evangelios hay una estrecha relación entre el ministerio apostólico del Bautista y el de Jesús, y un paralelismo evidente en sus personas ambos fueron profetas justos y santos, escuchados con veneración por la gente y sus discípulos y temidos por los dirigentes religiosos: sacerdotes, escribas y fariseos, así como la autoridad civil; Herodes Antipas.
Antes de iniciar su predicación Jesús es bautizado por Juan y reconocido por él como el cordero de Dios y el Mesías. Cuando Juan es encarcelado, Jesús toma el relevo de su anuncio del reino; y ahora que es ajusticiado, Jesús dejara Galilea para encaminarse a Jerusalén, donde se consumara su destino. Así ambos muriendo víctimas del odio como testigos de la verdad y del reino de salvación que anunciaban. Juan fue testigo fiel de la verdad de Cristo, danos señor valentía para vivir nuestra fe, para seguir y confesar a cristo con nuestra palabra, nuestra vida y nuestro amor a los hermanos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Eugenio Lozano Cervantes, laico de la Familia Vicentina de Guadalajara.
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