Dios-con-nosotros en los gozos y las tristezas

por | Ago 3, 2023 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús, Dios-con-nosotros, es el mayor de los hermanos y hermanas que se gozan con los que se gozan y lloran con los que lloran.

Se nos informa que menos personas en los EE.UU. creen en Dios y, por supuesto, en Dios-con-nosotros.  Pues ha bajado de 68%, en 2001, a 58% el número de los creyentes en los EE.UU.  ¿Sería pertinente preguntar si les alentaría a los tardos para creer una teofanía parecida a la transfiguración de Jesús?

Se dice que los tres testigos de la Transfiguración son las columnas de la Iglesia.  Pero esa distinción no quiere decir que son ellos de fe firme.  De hecho, le cuesta a Pedro creer en un Mesías que sufre.  Y en cuanto a Santiago y Juan, aun tras ver la Transfiguración, aún les resulta duro captar esta enseñanza:  ser grande quiere decir servir a los demás; ser el primero es hacerse esclavo de todos.

Parece, por lo tanto, que la Transfiguración no es un premio para los de fe probada.  Es, más bien, un remedio para los de fe débil.  Viendo, aunque de forma fugaz, el resplandor de Dios en el rostro de Jesús, se alientan los tres.  Así que su fe no falla, y confirmarán más tarde a sus hermanos y hermanas.  Del mismo modo que lo hace Jesús con ellos.

En su Transfiguración, sí, Jesús se da a conocer como Dios-con-nosotros.  Está con los pusilánimes para hacerlos fuertes.  Para darles razón para que se sientan gozosos como los que asisten en la fiesta de las tiendas.  Gozosos, pues son del pueblo elegido de Dios.  Está Jesús también con los caídos rostro en tierra, llenos de espanto.  Los toca para calmarlos y levantarlos.

Dios-con-nosotros para los gozosos y los tristes

Pero al alzar los ojos, los tres no ven a nadie más que a Jesús.  Ya no se piensa en hacer ellos tres tiendas, en quedarse solos en el monte sagrado, del que se dice:  «¡Qué bueno es estar aquí!».  No se huye, pues, del propio ambiente.

Mas cuenta aún lo dicho por la voz de la nube:  «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.  Escuchadlo.».  Se nos da a conocer así que Jesús es el que cumple la ley y los profetas.  El que da plenitud a la teofanía del Sinaí.

Por lo tanto, hay que escucharle a él más que a Moisés y a Elías.  Pues lo propio de nosotros, los cristianos, es escucharle a Jesús.  Estar a los pies de él y escuchar sus palabras.  Para que sepamos, al igual que san Vicente, poner toda la Buena Noticia en toda nuestra vida (J. Delarue).  Y abordar los interrogantes, que se vuelven a hacer, de la humanidad desde la perspectiva de la Buena Noticia (GS 4).

No hemos de detenernos en las teofanías.  Nos toca, más bien, amar a costa de nuestros brazos y con el sudor de nuestra frente (SV.ES XI:733).  No hemos de huir de nuestra situación en el mundo.

Señor Jesús, eres Dios-con-nosotros de modo concentrado en la Misa.  Pues en ella, nos hablas las palabras de vida, nos nutres a los hambrientos y sedientos, nos fortaleces a los débiles, y nos das una prenda de la futura gloria que tu pasión encubre.  Haz que vivamos lo que celebramos y que sean también de nosotros los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los demás.

6 Agosto 2023
Transfiguración del Señor (A)
Dn 7, 9-10. 13-14; 2 Pe 1, 16-19; Mt 17, 1-9

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