“Perdona Señor las culpas de tu pueblo”
Ex 32, 15-24. 30-34; Sal 105; Mt 13, 31-35.
Aparece un Becerro en medio del pueblo y qué dolor debe causarnos, las veces que frente a la incertidumbre caemos en actitudes erróneas de desconfianza, que hacen visible nuestras inseguridades.
Dios es un Dios fiel, pero nosotros somos muy exigentes, el regalo para este pueblo son tablas de la ley y quedan destruidas por la actitud de superficialidad y de confusión en la que se encuentran.
Dios es Alguien para disfrutar, contemplar y amar, y lo que procura para su pueblo será siempre el bien. Fortalecerlo en su libertad, y provocar un ambiente de justicia y amor vivido en fraternidad. Este reinado de Dios es una realidad dinámica, y va desarrollándose y extendiéndose por la misma gracia de Dios, unida al esfuerzo y el compromiso de cada persona porque es en ella donde florece y se difunde.
La semilla de mostaza nos ayuda a entender la fuerza de transformación que el Reino de los cielos contiene en si mismo, animados y guiados por la Palabra de Dios trabajemos porque este reinado de Dios se siga extendiendo en nuestro mundo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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