“Creo firmemente que tú eres el Mesías”
Ex 24, 3-8; Sal 49; Jn 11, 29-27.
El pueblo de Dios proclama su compromiso de obediencia delante de Él por haberlo sacado de la tierra de Egipto y los ha acompañado en su travesía. Reconocen la fidelidad que Dios les ha mostrado ahora, manifestada en este deseo de hacer lo que el Señor les diga, después de diversas experiencias de contradicción o conflicto, reconocen que Dios cumple sus promesas y los ha llevado, guiados por su palabra, por un sendero de libertad.
Si esto anterior lo confrontamos con lo que el evangelio nos narra a través de la parábola sobre la cizaña que aparece en el campo que había sido sembrado con buena semilla, que fácil nos resulta comprender esta imagen que se nos plantea. Un campesino que siembra su campo espera el buen resultado de su esfuerzo, pero esto no impide que la mala hierba aparezca. En el reino de los cielos el proyecto de fondo habla de bondad, aquello que se desea que crezca con facilidad, se ve corrompido con mucha facilidad.
Necesitamos a la semilla sembrada por Dios en cada uno de nosotros. Las tentaciones y dificultades no faltarán, estemos atentos y confiados en la ayuda que Dios siempre está dispuesto a darnos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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