“Llevamos siempre la muerte de Jesús en nuestro cuerpo”
2 Cor 4, 7-15; Sal 125; Mt, 20, 20-18.
Santiago Apóstol: conocido como el “mayor”, hijo de Zebedeo, era hermano de Juan, ambos pescadores. Fue testigo de la transfiguración. En el pasaje evangélico vemos a una Madre abogando por sus hijos, esperando que el Señor le conceda el favor que esta solicitando ¿pero podemos juzgar a esta mujer por solicitar algo que ella considera bueno para ellos? La respuesta lógica es un no rotundo. Lo que debemos entender es que su petición contradice todo lo que el Mesías se ha esmerado en predicar y enseñar a sus apóstoles.
El Proyecto de Jesús no es para garantizar poder o privilegios, tengamos siempre presente que la propuesta concreta será el servicio, la humildad, la misericordia. Nunca estaremos exentos de estas tentaciones, a pesar de que la solicitud era expresamente para dos de los apóstoles, podemos percibir un sesgo de ambición en la molestia de los que han escuchado esta petición y así la dificultad es mayor.
Tengamos presente el proyecto de vida que el Jesús nos ofrece y, respondamos con decisión y coherencia. Estemos siempre atentos para no caer en malas interpretaciones y evitar así cualquier infidelidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
0 comentarios