“Cumpliré mis promesas al Señor”
Ex 11, 10-12, 14; Sal 115; Mt 12, 1-8.
La sangre del cordero inmolado servirá de señal para ser identificados como parte del pueblo de Dios y marca la liberación de quienes se encuentran esclavizados, todo esto tiene que ser celebrado por el pueblo, llevándolo a la práctica con fidelidad. Representa sentido de pertenencia y participación, con obediencia y confianza. De esta manera Dios continuará un intercambio con el pueblo que provocará liberación.
En el Evangelio el tema de discusión es sobre lo que está o no permitido hacer en sábado, Jesús trata de hacer entender a aquellos que juzgan al grupo de discípulos sobre lo que realmente es importante. Al practicar la ley se debe entender que ésta nunca será para provocar esclavitud, sino libertad.
Este pasaje termina con la sentencia: “si supieran lo que significa misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a los inocentes”. Como cristianos debemos entender que esto se convierte en regla de convivencia entre nosotros y con Dios. Busquemos ser fieles a Dios viviendo el mandato del amor, y así, podremos comprender que nuestra vida es vivir la fraternidad con todos fraternal.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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