“Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón”
Ex 3, 13-20; Sal 104; Mt 11, 28-30.
Continuamos con la historia de Moisés en este dialogo que se da con Dios, seguimos constatando un amor comprometido con referencia a la salvación de su Pueblo. Hay que convocar a todos, pero de manera especial a aquellos que son figura moral, que son escuchados,
Dios se presenta como aquel que ha estado atento siempre en la historia de este pueblo sufriente.
Debemos poner particular atención en que esta respuesta a Dios nunca debe ser ingenua, hay que reconocer que este proyecto libertador presentará diversos obstáculos, aún cuando sea una encomienda divina no siempre encontrará el eco que se desea. Evitemos la ingenuidad en la que podemos caer cuando decimos escuchar a Dios y exigimos prontitud para ofrecer respuestas o para recibirlas.
Hoy el mensaje evangélico nos hace sentir toda la fuerza consoladora del Señor: “vengan a mi todos los que están fatigados y agobiados”
¿cuántas veces nos hemos encontrado en esta situación? Aun cuando no nos agrada sentirnos débiles, Jesús nos enseña, a dar respuesta poniendo nuestra confianza en Él.
Medita: humildad no es sinónimo de pobreza, humildad es sinónimo de calidad de persona.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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