“No he venido a traer la paz, sino la guerra”
Ex 1, 8-14. 22; Sal 123; Mt 10, 34-11, 1.
En el libro del Éxodo encontramos esta disposición del Faraón por mantener el control de un pueblo que estaba siendo oprimido, una historia de sufrimiento para el Pueblo de Israel. Hoy seguimos viendo proyectos mezquinos y de luchas de poder que podemos atestiguar en nuestros días. Sin embargo, esta opresión esta preparando el camino que permitirá que aparezca una historia maravillosa en Moisés que será luego en su escucha y obediencia a Dios el precursor de esta liberación que Dios otorgará a quienes claman por este favor.
La regla del amor a Dios por sobre todas las cosas, aparece confrontado en este evangelio en ejemplos que nos parecen difícil de comprender. Aquellas personas que forman parte de nuestro entorno y a quienes les profesamos un amor se convierten en obstáculo en este proyecto de Dios.
Amando a Dios podremos amar a todos con libertad y esta manera de amar nos permitirá seguir participando del proyecto de salvación. Esta sentencia de Jesús “no he venido a traer la paz a la tierra” nos puede parecer contraria a todo Él se ha esmerado en dejar como enseñanza, su mensaje será siempre buscar la conversión y que difícil resulta disponernos ante esto.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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