“Recordemos los prodigios del Señor”
Gen 44, 18-21. 23-29; 45, 1-5; Sal 104; Mt 10, 7-15.
Esta historia de José, aquel hermano menor que fue vendido y ahora aparece con poder como parte del pueblo egipcio, nos invita a todos a hacer una reflexión profunda sobre nuestras experiencias de vida. José reconoce que en todo lo que ha vivido, el Señor tenia ya un plan de beneficio para su Pueblo y a través de él, aquellas necesidades o carencias serian remediadas.
Así es el proyecto de Dios ¿que hacer frente a tantas cosas que nos duelen, personales o comunitarias? Hay que ponernos en marcha, ese “vayan y proclamen”, que leemos en el evangelio nos hace participes de un proyecto divino que se sigue haciendo, no solo toca atestiguar el dolor que hay por todas partes, sino también el procurar transformarlo en vida.
Jesús envía a los doce y les habla de la gratuidad, pues el ser servidores del Señor no nos da privilegios, sino enseñanzas, es reconocer que se ha recibido un mandato de Dios mismo, es confiar en que Él acompaña nuestro camino y que lo que se nos ha encomendado hablará siempre de Dios como salvador. No nos hará falta nada y mantengámonos fieles al proyecto de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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