“Tú eres mi refugio y fortaleza”
Gen 28, 10-22; Sal 90; Mt 9, 18-26.
En este relato del Genesis en el que encontramos a Jacob, hay un signo muy interesante, aquella escalera que en su visión a través de sueños une la tierra con el cielo, una experiencia de fe en la cual la acción de Dios queda de manifiesto “Yo soy el Señor”, “Yo estoy contigo”. Un Dios que busca comunicarse y que hace patente su bendición delante de ella a través de estos personajes que son referentes para un pueblo que se deja acompañar. En Jesús seguimos atestiguando esta acción divina en la escucha que se da a quien acude a Él, su proyecto es vida, es salud. En diversos pasajes evangélicos encontramos la respuesta que da frente a la súplica de quien se encuentra sufriendo a causa de la enfermedad o la muerte.
El punto clave de quien lo busca es una fe sincera, que tiene la seguridad de que aquello que sea puesto como necesidad delante del Señor encontrará respuesta. Esa mano de Jesús que levanta a la niña es para nosotros signo de nueva vida como regalo para la humanidad. Es la mano de Jesús que continuamente está dispuesta a levantarnos de nuestras caídas para ponernos en camino siguiendo su ejemplo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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