En verdad yo no hablo mucho del amor ente parejas; pero recuerdo que hace tiempo en una reunión con jóvenes, lleve algunas informaciones que había leído con anterioridad y que me impactaron por ser como una cartilla, si es que se quiere llevar, una vida placentera con la pareja que hayas escogido.
Un matrimonio es una pareja enamorada que descubrió la amistad primero y el amor un día y a una hora, muy celosamente guardados en el calendario y en la memoria. Fue en aquella mirada secreta que despertó la atracción primera, aunque sin querer, todos los que estaban presentes lo captaron enseguida. Y tuvimos la decisión irrevocable de crecer, cambiar, vivir y amarnos lentamente.
Ellos consientes lo han prometido: Hacer de dos historias, de dos estilos y de dos orígenes. Un solo esfuerzo y una sola búsqueda: compartir cada momento y entregarse del todo en una intimidad. Un matrimonio es el juramento solemne de caminar abrazados, cada paso hasta traspasar la muerte.
Recuerden que deben decir una y otra vez “te amo” sin dudas y sin cansarse.
Una pareja es conocerse y aceptarse sin tener que dar explicaciones, no buscar errores de vidas pasadas y mucho menos comparar y criticar lo que hayan hecho antes de conocerse, no dejen que nadie se interponga entre ustedes y su vida nueva, aunque sean familia. Es el beso que podría durar un año entero. Es simplemente sentirse al lado uno del otro, es poder decir a cualquier hora, “te necesito, me doy, te recibo” es tomar los defectos del otro como la propia tarea que cumplir, porque una pareja debe siempre estar en un dialogo permanente del cuerpo y del espíritu.
Ustedes han descubierto en la numerosa muchedumbre del planeta al hombre y a la mujer que Dios había elegido desde siempre. Es también y sin ninguna duda, el problema, la distancia, la discusión y los conflictos, que deciden asumir y superar de todos modos y con todas las fuerzas que poseen, a ustedes les toca con el amor que poseen, en todo su ser, destruir todo lo que sea motivo de que se oponga a vuestro amor.
Una pareja es la mejor semejanza y la más hermosa imagen que Dios tiene aquí en la tierra, porque Dios es el encuentro del hombre y la mujer en su dialogo amoroso. Es el placer de entregarse sin reservas. Es el gusto de recibirse plenamente y amar sin límites sin vergüenzas, sin complejos, sin temores porque un matrimonio es la ruptura más tajante de la soledad humana, es poder abandonar la cama donde duermes solo y con la angustia de no poder encontrar lo que deseas.
Es que ustedes recibieron la llamada a vivir complementado, apoyado, complacido. Y si es verdad es el hambre y la necesidad aun no satisfecha, de conocer más, de amarse más, de unirse más, de poseerse más todos los días. Es poder decir con una gran transparencia:
“TE AMO”
Tienen que comprender que sus vidas tienen sabor solo porque te encontré ese día. Te amo y soy feliz de decírtelo a cada rato y en cualquier lugar. Ustedes tienen que tener el deseo de gritar a los cuatro vientos:
¡Gracias por tu ternura, tu perdón tu confidencia y tu esperanza en nuestro futuro!
¡Gracias por tu espiración y tus latidos del corazón tan cerca de los míos!
¡Gracias porque en esta amor que nos tenemos yo creo que hasta Dios está entusiasmado!
Una pareja es el camino que un hombre y una mujer decidieron hacer siempre unidos, sin tener miedo a los obstáculos, porque siempre los encontraran en este mundo, esto no debe importarles porque ustedes siempre los vencerán.
Siempre unidos.
Cada día y hasta siempre.
Víctor Martell
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