“Alaben el nombre del Señor”
Gen 27, 1-5. 15-29; Sal 134; Mt 9, 14-17.
Una nueva discusión aparece, el tema es el ayuno, una practica que lo que busca es abrir nuestro Espíritu a la presencia de Dios, disponer nuestra realidad delante del Señor, para que en la mortificación podamos disponer lo que somos en humildad frente a la grandeza del Señor.
La respuesta de Jesús es: ¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo mientras él esta con ellos? Esta comunidad que conformaban tiene como tarea el anuncio del Reino, la presencia de Jesús delante de sus discípulos los fortalece, los anima y los va preparando para el envío que recibirán como continuadores del proyecto mesiánico, que acompañados de Jesús experimentaban.
La segunda parte de este pasaje evangélico nos recuerda que Jesús ha venido a hacer las cosas nuevas, la imagen de Dios ya no es lejana, la misericordia de Dios es de manera especial para quienes están débiles por el pecado, la salvación se ha abierto para todos, el pueblo de Dios lo conforman todos aquellos que se han dispuesto a prestar oído a la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
Las enseñanzas Jesús debe llevarnos a vivir en mayor libertad y servicio a nuestros hermanos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.
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