Muchas veces me preguntan si la solidaridad con nuestros semejantes es lo mismo que la caridad. Tengo que responderles, mis queridos lectores, que no, no es lo mismo, aunque son muy parecidas en sus conceptos, pueden llegar a ser diametralmente opuestas.
La caridad es un sentimiento que nace en nuestro corazón y que nos impulsa acercarnos a las demás personas y desear ayudarlas, es una virtud teologal que tenemos los cristianos de amar al prójimo como a uno mismo.
La solidaridad parte del concepto de la Justicia Social, es decir, darle a todos lo que les pertenece, creando condiciones para que la la sociedad nos brinde igualdad de posiciones a todos. Cuidado, que esto no quiere decir, que seamos iguales sin esforzarse en estudiar y trabajar.
Mi particular concepto es que no puede existir en el hombre, una lucha porque la Justicia Social predomine en todas las sociedades si en su corazón no existe la caridad y el amor a sus semejantes, si esto no existe, seran puras charlas y engaños hechos por politicos malvados.
Partamos de la base que con la caridad no vamos a resolverle el problema a nadie, esto es verdad; pero, por lo menos, lo ayudamos momentáneamente a pasar ese grave problema que atraviesa y sentir que no esta solo, que hay alguien que se preocupa por su bienestar y que está allí, en ese momento crucial de necesidad, a su lado.
Esto no quiere decir que con esa curita hayamos resuelto el problema; es verdad, debemos y es nuestra obligación luchar por la Justicia Social, que nuestra iglesia lleva predicando por mas de dos mil años, ahí esta el meollo del problema. Cuando tomamos una actitud solidaria debemos denunciar la raiz de los conflictos sociales, debemos denunciar a los politiqueros corruptos que nada hacen por implantar la Justicia Social en sus gobiernos, al contrario, viven haciendo sufrir a los hermanos en todos los pueblos y nos engañan con discursos mentirosos, buscando solamente enriquecerse y en todo lo que sea su bienestar peronal, tenemos que crear entre nuestra juventud grupos de verdaderos políticos que lleven en su corazón la caridad, para que luego implanten en nuestros pueblos la verdadera justicia social, a la que todo ciudadano tiene derecho y con esto tendremos la oportunidad que se eliminen las mentirosas revoluciones.
Yo comprendo que donde hace falta la caridad es porque no hay Justicia Social, cuando todos gocen de esa justicia no hará falta dar limosnas a nadie, porque los gobiernos darán a todos lo que les pertenece, creando condiciones para que nadie sufra la pobreza. Esto no debe ser una lucha entre ricos y pobres, ni entre los politicos de izquierda o de derecha, nosotros sabemos que nunca debemos de interferir con los programas de asistencia social de los gobiernos; pero sepan algo, el día que exista la Justicia Social bien distribuida y habiendo creado las condiciones, de que todos reciban, a lo que tienen derecho, no hara falta la caridad. Y no me vengan con la socorrida frase que Jesús dijo, que siempre tendremos a los pobres con nosotros. Él no se refería a los hambrientos, si no a los pobres en Justicia Social y sobre todo a los pobres de espíritu y de fe.
Ojalá que mensajes como este lleguen a tu corazón y desde hoy todos comencemos en la lucha por la Justicia Social, para ver muy pronto un mundo mejor.
Víctor Martell
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