“Agarraron al hijo querido, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña”

Tob 1, 3; 2, 1-8; Sal 111; Mc 12, 1-12.

La pedagogía de Jesús es impresionante, desde sus parábolas nos deja una gran enseñanza. Su lenguaje tan sencillo al hablar llega a entenderse y ofrece así grandes lecciones para la vida de la gente, como lo vemos hoy en esta parábola de los viñadores homicidas.

La idea central del texto es el traspaso del reino de Dios a su nuevo pueblo, la Iglesia, un pueblo que ha de producir frutos para Dios y cuyo fundamento es Jesús como piedra angular.

Como Iglesia tenemos una misión muy grande: Trabajar para que el anuncio del Reino llegue a todos los rincones de la tierra, empezando por lo más querido y cercano a nosotros como lo es la familia. Que nuestros hogares sean de verdad iglesias domésticas donde se encarne el evangelio de Jesucristo.

En medio de tanta desesperanza, no nos cansemos de ser evangelios vivos; unos creerán y se alegrarán, sin embargo, otros nos rechazarán y perseguirán; cuando esto pase, que nuestros ánimos no desfallezcan, porque vamos por la vida en nombre de Jesús. Que él nos ayude a vivir nuestra fe. Amén.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. César Cruz Gálvez C.M., formador en el Seminario Vicentino de Lagos de Moreno, Jal., México.