“Para que todos sean uno, como nosotros somos uno”
Hech 22, 30-23, 6-11; Sal 15; Jn 17, 20-26.
En el texto del evangelio de este día leemos que Jesús, al concluir la Última Cena, ora en medio de sus discípulos, da gracias al Padre y le hace una serie de peticiones, haciendo hincapié en la necesaria unidad entre él, el Padre y la comunidad de discípulos: “Para que la unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me enviaste y que los amas, como me amas a mí”.
Jesús se está despidiendo, a punto de iniciar su pasión y al mismo tiempo da inicio a la misión de la Iglesia por medio de sus discípulos. Éstos deben cuidar la unidad entre ellos y buscar la unidad y la fraternidad universales, a través de la fe y del amor a Cristo. La unidad nace de la única misión salvadora: El Padre envía a Jesús, y éste envía a sus discípulos (a nosotros) para comunicar su mensaje de amor: Que todos somos hijos del mismo Padre celestial y hermanos en Cristo.
Por eso es importante orar por la unidad de los cristianos, ya que los cristianos no somos personas solitarias, sino que formamos familias y comunidades, y ante todos tenemos que dar testimonio del Evangelio.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Luz María Ramírez González, Sociedad de San Vicente de Paúl, León, Gto., México.
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