“Padre ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo…”
Hech 20, 17-27; Sal 67; Jn 17, 1-11.
Iniciamos hoy el capítulo 17 del Evangelio de san Juan, el texto al que se denomina “Oración Sacerdotal”. Jesús toma una actitud orante al levantar los ojos al cielo y, después de glorificar a Dios, viene el recuento del trabajo misionero que ha realizado con tanto celo y dedicación, tan cerca de sus discípulos y amigos llamados para ser colaboradores y continuadores suyos. Jesús tiene la delicadeza de despedirse de ellos y dejarles un testamento.
¿Qué mejor manera de hacer el recuento de nuestra actividad cristiana que en la oración? La oración es contacto íntimo con Dios, es entablar un diálogo profundo, poner nuestro espíritu, mente y corazón en sintonía con el Creador, con el Señor. Existen muchos tipos de oración, pero lo fundamental es comunicarse con el Padre Dios. De alguna manera se tendrá que llegar siempre a la alabanza y ésta deberá llevarnos finalmente al cumplimiento de la voluntad del Padre, por difícil que parezca.
Como cristianos o vicentinos ¿dedicamos un tiempo para orar al comenzar el día o antes de realizar nuestro servicio y también al terminarlo?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Luz María Ramírez González, Sociedad de San Vicente de Paúl, León, Gto., México.
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