«…para pasar de una fe individual a otra universal de Hija de la Caridad, Luisa necesitaba amar a los pobres. Pues la fe es fruto y reflejo del amor a Dios».
– P. Benito Martínez, C.M.
La fe juvenil de Santa Luisa, que había consistido en una relación personal con Dios, se extendía ahora a todos los pobres, los hijos de Dios, sus hermanas y hermanos, a quienes sabía que debía comunicar lo que había visto y oído en la oración.
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