“Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios”
Hch 5, 17-26; Sal 33; Jn 3, 16-21.
El amor de Cristo es como la luz que nos ilumina en nuestro caminar y nos da calor. ¡Qué imagen tan bella ahora, en este tiempo de pascua! Contemplamos el cirio que representa a Cristo mismo, es su amor, su persona, que se consumen cada día por nosotros para darnos esa luz que necesitamos en los momentos oscuros y ese calor en los momentos fríos de nuestro existir. Como cristianos Cristo nos confía este amor para que lo comuniquemos a los demás; tomando un poco de luz del cirio pascual podemos llevarla a las personas que nos rodean y contarles las maravillas del amor de Cristo en nuestras vidas.
“No tengan miedo de Cristo y de su Iglesia. En ellos se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos, como anuncio del Evangelio para la vida del mundo.
Estar inflamados por el amor de Cristo consume a quien arde y hace crecer, ilumina y vivifica a quien se dirige ese amor. Los santos nos descubren los amplios horizontes de Dios. Los invito a preguntarse en todo momento: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?”. (Papa Francisco, 20 de mayo de 2018).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Laica colaboradora de la Parroquia Medalla Milagrosa de Narvarte, ciudad de México
0 comentarios