“Sálvame, Señor, en el peligro”
Jer 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.
Jesús a menudo nos revela la necesidad de actuar conforme a su Palabra. Podemos argumentar maravillosamente con palabras, pero nuestros hechos las pueden contradecir; ellos hablan por sí mismos.
El mundo contempla los hechos de los cristianos y a menudo no se impresiona por ellos.
Somos bombardeados por palabras, propaganda, política, medios de comunicación y todo tipo de predicadores. A cada uno de éstos (y a mí mismo) que hablan y hablan, yo digo: Si tus obras no empalman con tus palabras, no te creeré.
Estamos próximos a la Semana Santa, días cruciales en que Jesús vive las consecuencias de la incredulidad y rechazo de los judíos. Su amor por nosotros lo mueve a llegar hasta las últimas consecuencias, hasta la muerte, como esa “obra” que señala hacia su divinidad, porque el Padre lo resucitará.
Si nuestras obras brotan de un corazón donde habita Jesús, ¡qué maravilla para los que nos rodean!
Señor, que sepamos corresponder a tu gran amor, amando a aquellos a los que tú más amas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta L., CM
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