“Bendito seas para siempre, Señor”
Dn 3, 14-20. 49-50. 91-92. 95; Dn 3; Jn 8, 31-42.
“Si se mantienen fieles a mi palabra… conocerán la verdad y la verdad los hará libres.” Jesús quiere conducirme a la verdad para que sea libre. Si verdaderamente deseo libertad, necesito estar listo para aceptar la verdad. No hay nada amenazador o acusatorio en esto, se trata de ser conocido totalmente y amado profundamente.
La verdad me hará libre. Señor, haz que sea fiel a ti y te busque en la oración. Al encontrarme ahí contigo y al ponderar tus palabras, conoceré más la verdad y me convertiré en una persona más libre.
Los niños felices se sienten cómodos en la casa de sus padres. Pueden correr por todos lados, jugar y hacer ruido. ¿Me siento cómodo en la casa de Dios? ¿O más bien me siento como un sirviente o un visitante?
De la experiencia de este morar de Dios en nosotros, podemos estar constantemente “en casa” en cualquier lugar que estemos, o en cualquier compañía con quien nos encontremos.
Señor, queremos ser libres, así que permítenos saber escuchar a aquellos que nos dicen la verdad sobre nuestra persona.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta L., CM
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