“Ellos discutían porque no tenían pan”
Gén 6, 5-8 ;7, 1-5. 10; Sal 28; Mc 8, 14-21.
Ahora resulta que hasta los discípulos están ciegos ante las posibilidades infinitas de vida en plenitud que tienen frente a sí en Jesús.
Se han embarcado, ya hace algo de hambre y, ¡sorpresa!, se les ha olvidado llevar comida para el camino. Se preocupan, discuten, se culpan unos a otros del descuido; no atinan siquiera a poner atención a lo que Jesús les viene hablando, precisamente sobre cuidarse de la “levadura de los fariseos”, de su actitud ciega y perversa.
Al darse cuenta de la situación Jesús simplemente los invita a recordar los milagros que habían presenciado hacía poco tiempo, cuando en una ocasión con cinco panes alimentó a cinco mil hombres y en otra, con siete panes alimentó a cuatro mil, y en ambas ocasiones había sobrado mucho. Simplemente recuerden aquello y sean capaces de confiar. Aquí voy yo con ustedes, nada podrá faltarles.
Cuando te veas en necesidad o angustia por cualquier situación, simplemente recuerda de quién eres discípulo(a). Haz memoria de todo lo que has recibido de su mano generosa. Recuerda y confía. Y sigue remando.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, CM
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