Un grupo de amigos —Alodia, Tania, Fulvio, Antonio, Armando, Hernán y Jaime— nos hemos reunidos con el objeto de estudiar la vida del padre José Nieborowski (1866-1942), miembro de la Congregación de la Misión.
En una publicación católica que sugiere varios nombres de sacerdotes que podrían ser santos, se incluye el nombre del padre José.
Motivados por este informe y haciendo investigaciones y análisis, llegamos a la conclusión que tan ilustre sacerdote debía ser nominado como Siervo de Dios y hemos aunado esfuerzos para promover al padre a tan alta dignidad.
Su obra material va paralela a su crecimiento espiritual y sus cualidades de hombre se confunden en un todo con sus virtudes sacerdotales que hacen de este gran Señor, un ser humano bendecido por Dios, un SIERVO DE DIOS.
La Alta Silesia —región histórica de la Europa central, localizada actualmente en Polonia, la República Checa y por una pequeña parte en Eslovaquia— lo vio nacer en una familia con varios sacerdotes y mujeres religiosas; desde aquí comenzó su peregrinar hacia el encuentro con situaciones difíciles, donde su amor inspirado por DIOS venció obstáculos para calmar la sed, el hambre y problemas de la condición humana.
Después del Ecuador, Costa Rica y Honduras, es Boaco, pequeña ciudad de Nicaragua, la que recibe al padre José con los brazos abiertos, y donde su labor material y espíritual se agiganta, porque es aquí el lugar donde termina su peregrinar terrenal para iniciar el camino sobre las huellas que Io habrán de conducir al encuentro con el Señor.
Las huellas de sus sandalias apostólicas están impresas en el corazón de todos los boaqueños.
En nombre del Comité Pro Padre José Siervo de Dios,
Alodya R. de Incer
Integrantes del comité: Lic. Fulvio Campos Martinez, Antonio Rivas Ortega, Dr.Armando Incer Toledo, Dr. Jaime Sobalvarro Buitrago, Lic. Hernan Sotelo Matus, Alodya Rocha de Incer
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