“Rabí ¿dónde vives?”
1Jn 3, 7-10; Sal 97; Jn 1, 35-42.
Al lado del Bautista se hallaban dos de sus discípulos. Escucharon lo que Juan reveló sobre Jesús: «Miren al Cordero de Dios». Imaginemos la escena: un hombre como muchos queriendo ser bautizado en el Jordán, sin credenciales que le dieran autoridad o poder. Aquellos jóvenes no reconocieron a quién tenían en frente, pero no dudaron de lo que habían escuchado y fueron tras él. Titubeaban sobre qué
preguntar o cómo acercarse, Jesús los vio y les preguntó «qué buscan». Él suele tomar la iniciativa. La pregunta es honda, se sumerge hasta las raíces de la existencia. Y ellos corresponden con otra pregunta, «Maestro ¿dónde vives?». Ambas interrogantes evocan belleza, ambas desean saber dónde está arraigado el ser, dónde está lo más genuino de cada quien. Fueron con él. Vieron dónde vivía y se quedaron a su lado.
“Vengan conmigo” también a nosotros nos llama el Maestro. Si nos decidimos, hallaremos nuestro lugar, colmaremos nuestra búsqueda, viviremos de otro modo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez M., CM
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