“Todas las generaciones me llamarán dichosa”
1 Sam 1, 24-28; 1 Sam 2; Lc 1, 46-56.
¡Qué hermoso el cántico de María! La parte que más me agrada es la que dice: “Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.
Sin embargo, quiero centrar mi atención en el hecho de que María nos anuncia la Navidad con este canto. Sé que me dirán algunos: “por ningún lado aparece la palabra navidad”, y es cierto, pero cuando María dice: “Mi alma proclama al Señor y mi espíritu se llena de gozo”, veo estas palabras llenas de Navidad y me cuestiono: En esta navidad…
¿A quién proclama mi alma? ¿De quién está lleno mi espíritu?
No quisiera saber de almas que proclaman al dios del consumismo o la borrachera; y mira que la temporada es más que propicia para comprar, para consumir, para esperar regalos.
Personas con un espíritu lleno de rencores, lleno de amarguras y de tristezas; en fin, una triste Navidad, aunque parezcas feliz, al final de la jornada, una Navidad sin sentido.
Pidamos al niño Dios, que ya viene, un corazón capaz de abrirse a las necesidades de los hermanos, de manera que nuestras manos queden vacías por haber dado lo mejor de nosotros mismos a los demás, y a semejanza de María, tengamos las manos libres para recibir al Emmanuel que se acerca.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda
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