“Yo soy la esclava del Señor”
Gn 3, 9-15. 20; Sal 97; Ef 1, 3-6. 11-12; Lc 1, 26-38.
La Iglesia Católica ha proclamado 4 dogmas alrededor de la persona de María. Uno de ellos es el que festejamos hoy: “La Inmaculada Concepción”. Y al proclamarse cada año el fragmento de la Anunciación en esta fecha, algunos piensan que lo concepción sin mancha se refiere a la de Jesús en el vientre de María; esto no es así, el dogma se refiere a la concepción de María en el vientre de su madre.
¿En qué consiste este dogma? Hebreos 4, 15 dice que nuestro Sumo Sacerdote (Jesús) fue probado en todo igual a nosotros menos en el pecado y el Salmo 51, 5 afirma que somos pecadores desde que somos concebidos en el vientre materno.
Ahora, ¿cuál es la prueba de que nacemos con pecado? Pues la muerte, según Romanos 5, 12.
Así que para que pudiese darse el gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, era necesario ofrecer un vientre puro, inmaculado, para que el Verbo se hiciera carne y habitara entre nosotros sin pecado. Por eso el católico ante la invocación: “Ave María purísima”, siempre responde y afirma: “Sin pecado concebida”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda
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