“...el Reino de los Cielos está cerca”

Is 11, 1-10; Sal 71; Rom 15, 4-9; Mt 3, 1-12.

Hoy es el segundo domingo de Adviento y encendemos la segunda vela de nuestra corona, que nos invita a esperar llenos de júbilo el nacimiento de Jesús. Y qué mejor que preparar esa venida al más puro estilo de Juan el Bautista: “Voz que clama en el desierto”. ¿Qué es lo que este hombre grita? “Enderecen sus caminos, el Reino de los Cielos está cerca”. Observemos la persona del Bautista: vestido con la piel de un animal impuro y comiendo insectos en el desierto. Realmente sin preocuparse por lo externo sino porque su voz se escuche fuerte y claro. Él no es la Palabra, pero es la voz que hace que se oiga la Palabra; y su mensaje no habla de sí mismo sino del que ha de venir, y lo hace de tal manera, con un corazón que vibra, que vienen a escuchar su mensaje de todos lados, incluidos fariseos y saduceos. Aparentemente con palabras muy duras pero que nacen de un deseo de que, quien escuche, acoja el mansaje de salvación y se convierta.

Ojalá que en está próxima Navidad tengamos la capacidad de vivirla sin preocuparnos por lo externo, sino disfrutándola con un corazón vibrante semejante al del Bautista, que se regocija con la próxima venida del Salvador de todos.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda