“No todo el que me diga: Señor, Señor...”
Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21. 24-27.
Dice el Evangelio del día de hoy que la entrada al Reino de los Cielos no depende de lo que dices acerca de Dios, sino del cumplimiento de su voluntad. Sin embargo, ¿cómo conocer la voluntad de Dios? ¿Cómo saber qué quiere Dios de mí?
Desde los orígenes se nos ha dado un mandamiento que, a la postre, no supim respetar: “No coman del árbol que está medio del jardín…” (Gen 3, 3). Y la muerte llegó como consecuencia.
Dios, en su infinita misericordia, nos colocó un valladar para no morir sino conseguir vida eterna y ha entregado a su pueblo, a través de Moisés, la ley para vivir en paz con Dios y con los hermanos; le dio “el Decálogo” (Ex 20, 1-17). Pero si los diez mandamientos son difíciles de cumplir, la legislación que se deriva de ellos en 613 preceptos parece imposible de conseguir: 248 son positivos (“hacer algo”) y 365 negativos (“no hacer algo”).
Entonces… ¿Qué hacer? ¿Cómo lograr el Reino de los cielos? La respuesta nos la da Jesús de una manera muy sencilla: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 13, 34). Aquí tenemos la respuesta y el camino ofrecido por el Maestro para llegar a su presencia algún día.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda
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