“Te tenía miedo, porque eres riguroso”
Apoc 4, 1-11; Sal 150; Lc 19, 11-28.
¿Qué es el Reino de Dios? Es el lugar donde reina Dios. ¿Y qué pide Dios como Rey? Algo que parece fácil: que nos amemos todos, que nos respetemos, que nos ayudemos y que nos perdonemos cuando alguno falle. ¿Por qué no lo hacemos, si suena tan bonito? Pues porque en el uso de nuestra libertad siempre sobresale nuestro egoísmo; quiero que me amen, pero no quiero amar, quiero que me respeten, pero no quiero respetar, quiero que me perdonen, pero no quiero perdonar. Entonces ¿será posible que algún día reine Dios en el mundo y en mí? Sí, pero debemos hacer un gran esfuerzo.
Debemos irnos transformando poco a poco y para ello necesitamos utilizar todos los talentos que el mismo Dios nos ha dado, tanto habilidades corporales como intelectuales, a través de los dones del Espíritu Santo.
El Señor espera que los pongamos a trabajar mientras regresa; no podemos dejarlos guardados, pues nos pedirá cuentas de lo que hicimos con ellos en su ausencia. Nos daremos cuenta que al utilizarlos, en vez de terminarse, se van acrecentando. Por eso al que gana diez, le da diez más, porque sabe que los utilizará siempre para su gloria y no la propia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alfredo García Rendón
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