“Realizó curaciones”
Ef 6, 10-20; Sal 143; Lc 13, 31-35.
¿Cuáles son las enfermedades que más hacen sufrir a las personas?, ¿cuáles son las heridas más frecuentes en estos tiempos?
Tal vez para responder a estas preguntas, pasen por nuestra mente respuestas que se limitan a lo corporal, sin embargo, hay muchas enfermedades y heridas que van más allá de lo físico y que descubren un estado de sufrimiento más intenso y profundo, que atentan contra la vida espiritual del ser humano.
Jesús procede curando, Jerusalén matando a los profetas y a quienes le son enviados. Curar o matar, dilema claro de entender, difícil de vivir. Dios nos ha dado el don de curar: de consolar, de cuidar, de apoyar, de sanar, de remediar, de perdonar, de alegrar, de amar. Curar es parte esencial de nuestra naturaleza cristiana; ir contra ella, es aproximarnos a una muerte espiritual.
Tener la posibilidad de curar y no hacerlo, es una forma de aumentar el sufrimiento en el mundo, en cada uno de nuestros “mundos”.
Hoy y cada día… curemos a quienes sufren con vendas de ternura, con pomada de compasión y con el medicamento de la caridad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Pedro Alejandro Salazar Aranda
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