Hagan lo que Él les diga.
San Juan 2,5

“Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu seno” fueron las palabras pronunciadas por el Espíritu Santo en Isabel ante la visita de la Madre de nuestro Señor, María Santísima. Al pensar en nuestra madre celestial sentimos una dulzura inmensa, un ardiente amor por su “SÍ” y una total admiración por su ejemplo de fe. Así viene a mostrarnos el camino a Jesús nuestra “Llena de Gracia”. Al hablar de ella, nos quedamos cortos en palabras por lo que representa en nuestras vidas, al igual que los innumerables milagros que ha hecho en nosotros y en millones de seres humanos.

Ella nos ilumina en nuestras dudas para que siempre encontremos el camino correcto, nos sostiene en nuestras tentaciones, nos fortalece en nuestras debilidades, nos consuela en nuestros desánimos, tribulaciones y ofensas a través de la virtud de la FE. Nos eleva nuestra capacidad de AMAR no solamente a nuestros seres queridos, sino al prójimo que tenemos al lado en necesidad de una palabra de aliento, una visita o una comida y que muchas veces pasamos por desapercibidos. A las personas que nos han ofendido y nos han hecho daño, para perdonarlos y verlos con ojos de misericordia y hasta orar por ellos. Amar a Dios por encima de todo es dejar toda ofensa atrás y perdonar sin preguntar porque,  tal cual como hizo ella al ver los insultos hacia su hijo Jesús.

María nos enseña a ver nuestras cualidades por encima de nuestros defectos, ella que en todo momento vio sufrir a su hijo, entregándolo hasta una muerte en cruz, nos enseña a callar y guardar silencio en el medio de nuestros sufrimientos, a entregarnos a la voluntad de Dios sin cuestionar, a combatir el orgullo con la HUMILDAD.  Sin duda alguna, a llevar nuestras cruces con amor y cada cosa que vivimos por amor a Jesús, como lo hizo ella. Es nuestro auxilio al cargar cada una de ellas con PACIENCIA por Jesús, para alcanzar los méritos de la vida eterna, porque al nosotros tener más pruebas, hacemos más actos de paciencia para recibir la gloria de Dios en nuestras vidas, pidiéndole contra la ira o soberbia la paciencia. PERSEVERANCIA sobre la pereza y nuestras aflicciones con las cuales Dios prueba nuestro amor y fidelidad.

Ella con su tierno amor nos revela lo que más le complace a Dios para vivir en su divina voluntad a través de la OBEDIENCIA, a cambio de nuestra rebeldía. Sin lugar a dudas nos guía a depositar nuestra ESPERANZA no en los anhelos de este mundo, sino en su hijo Jesucristo para que tanto nosotros como nuestras familias, alcancemos la vida eterna y siempre haciéndonos ver que nuestra meta sea educar a nuestra familia, hijos, esposos, para que nuestra esperanza siempre este en Jesús. Desde siempre su mensaje no ha sido más que cumplamos lo que Jesús nos dice que hagamos en su palabra y llevarlo dentro de nuestros corazones.

Oración: Virgencita, gracias porque tú eres el secreto hacia Jesús, regálanos tus gracias para que alcancemos, así como tú la virtud de la fe, caridad, humildad, paciencia, perseverancia, obediencia y la esperanza, las cuales nos regalas al consagrarnos a tu corazón. Te agradecemos porque en todo momento has querido siempre darle gloria a tu hijo Jesucristo. Y a ti Padre Celestial, gracias por nuestra madre querida, porque la salvación y su mayor tesoro Jesús llegó a nosotros a través de su vientre. Amén.

“NO TEMAS, ACASO YO NO SOY TU MADRE”

Michelle Alexander
Confraternidad de escritores y periodistas Vicentinos.