“¿Les hará esperar?”
Ex 17, 8-13; Sal 120; 2Tim 3, 14-4,2; Lc 18, 1-8.
¿Hasta cuándo se terminarán las injusticias?, ¿qué debe pasar para que los pobres dejen de ser oprimidos?, ¿qué tanto debemos esperar e insistir?
La paciencia, combinada con la insistencia, es una gran virtud cristiana. Jesús nos invita a orar sin desfallecer, orar sin desanimarnos.
En la vida existen tantos sufrimientos y adversidades que quisiéramos evitar, pero muchos de ellos son ineludibles, así que debemos optar: o dejarnos vencer o hacerles frente con valentía y fortaleza.
Oremos con insistencia en todas aquellas situaciones que sobrepasan nuestras capacidades. Clamemos al Señor día y noche, pero esforzándonos en todo aquello que sí podemos cambiar para hacer una diferencia, sabiendo que Dios nos escucha y nos hará justicia.
La oración y la justicia van siempre de la mano. Clamar justicia es una forma de orar; así mismo, la oración no puede desligarse de una búsqueda de la justicia y el bien del pobre, el oprimido, el que sufre.
“El Señor ama la justicia y el derecho; la tierra está llena de su amor” (Sal 33).
Hoy y cada día… clamemos, de palabra y de obra, por la justicia, con caridad y en oración.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Pedro Alejandro Salazar Aranda
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