“Imponen a los demás cargas insoportables”
Gál 5, 18-25; Sal 1; Lc 11, 42-46.
¿Qué es lo que más le exigimos a los demás?, ¿nosotros haríamos eso que les exigimos a ellos? No le exijamos a otros lo que no estamos dispuestos a exigirnos a nosotros mismos.
Jesús también le cuestionó a los doctores de la Ley el imponer a los demás acciones y leyes que ni ellos tenían la más mínima intención de seguir.
Es muy fácil decir lo que el otro debe cambiar, pero qué difícil es aceptar que somos nosotros los que debemos cambiar primero. Es una incoherencia pretender que los demás obren de una manera que nosotros no nos atrevemos. Somos muy duros en demandar que los otros trabajen en aquello que a nosotros nos da miedo hacer. ¡Qué gran injusticia pretender que los demás lo hagan, pero jamás nosotros! En la caridad no existe el “yo mando y tu obedeces”, sino el “juntos nos ayudamos” a amar a Dios y a los demás.
Quien no esté dispuesto a “sudar la gota gorda” por hacer el bien, que no se atreva a pedir que otros lo hagan.
Hoy y cada día… seamos humildes servidores del amor y la justicia, que nos exijamos a nosotros mismos antes que a los demás.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Pedro Alejandro Salazar Aranda
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