“De los pobres es el Reino”
1 Cor 7, 25-31; Sal 44; Lc 6, 20-26.
Cuando leemos las bienaventuranzas nos quedamos a la expectativa de algo que, hasta ahora, no ha sucedido. Seguimos deseando que la pobreza no nos alcance, que nunca padezcamos hambre y que la tristeza no se apodere de nuestros corazones.
¿Cuándo será realidad todo esto?
Las bienaventuranzas son el centro de la motivación cristiana y el impulso para lograr el reino de Dios, y aunque vamos en camino, esperando algo que aún no sucede, una de las bienaventuranzas contiene una certeza absoluta que no se expresa en futuro sino en presente: el Reino de Dios es de los pobres.
El evangelio de Lucas contiene un mensaje de esperanza para la Iglesia perseguida y sumida en la dominación romana del siglo I. Es como si Jesús les dijera: “no tengan miedo porque el Reino de Dios pertenece a quienes viven con esperanza. No importa qué tan difícil sea la vida, Dios está de nuestra parte y nunca nos abandonará”.
Ayudemos a los hambrientos y a los que lloran, para que el Reino, que está en nuestras manos, sea una realidad también para ellos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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