“Al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra”
2 Cor 10, 17-11, 2; Sal 148; Mt 13, 44-46.
El texto evangélico de hoy se nos propone con motivo de la fiesta de Santa Rosa de Lima, una santa que nos resulta familiar por ser de nuestras tierras latinoamericanas. Ella, inspirada por su encuentro con el Señor, quiso consagrarse a él en cuerpo y alma. Su vida no siempre fue fácil, pero logró vivir entregada a la contemplación y al servicio de los pobres desde su casa.
Las parábolas del tesoro y de la perla se ven reflejadas en el proceso de vocación al que Dios la llamó. Supo renunciar a la vida cortesana que se le ofrecía desde su juventud, encontrando maneras de llevar una vida mortificada y austera, con el espíritu de los dominicos de la Tercera Orden, a ejemplo de santa Catalina de Siena.
Oremos a Dios para que nos conceda la gracia de la santidad a ejemplo de Santa Rosa. Especialmente pidamos por los jóvenes, para que entre las opciones que les ofrece la vida, contemplen con espíritu abierto la propuesta del evangelio y la asuman con la frescura de su juventud, alcanzando sus anhelos más profundos, inspirados por Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Hilario Sarabia Granados, diácono permanente
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